Hermanos y hermanas indígenas de todo México:
Hermanos y hermanas de Milpa Alta:
Hermanos y hermanas del Distrito Federal:
Hermanos y hermanas del mundo:
Estamos aquí, en el cuartel general zapatista, los que somos parte de esta marcha por la dignidad indígena, la marcha del color de la tierra.
Los que somos ya no estamos solos. La fuerza de la tierra que aquí reposa para hacerse paso mañana, así habla:
Estamos aquí porque estamos tratando de corregir una equivocación.
Porque mandan nuestros más primeros que los de abajo enmienden lo que los de arriba equivocan.
Éste es México.
La de este país es una historia de equivocaciones.
Pero, hasta ahora, siempre los que se equivocan son ellos y nosotros somos la equivocación y quien la paga.
Se equivocaron hace 500 años diciendo que nos descubrían. Como si hubiera estado perdido el otro mundo que éramos. Como si fuéramos buscados nosotros y no nosotros los buscadores. Como si nosotros estuviéramos quietos y ellos fueran los que se movieran.
Se equivocaron cuando sus grandes sabios discutían si teníamos razón y sentimiento o éramos animales que muy poco a ellos se semejaban.
Se equivocaron llamando "civilizar" a la acción de destruir, de matar, de humillar, de perseguir, conquistar, someter.
Se equivocaron cuando a matar un indio le llamaban "evangelizarlo". Se equivocan cuando a este asesinato hoy se le llama "modernizarlo".
Para ellos, nuestras historias son mitos, nuestras doctrinas son leyendas, nuestra ciencia es magia, nuestras creencias son supersticiones, nuestro arte es artesanía, nuestros juegos, danzas y vestidos son folklore, nuestro gobierno es anarquía, nuestra lengua es dialecto, nuestro amor es pecado y bajeza, nuestro andar es arrastrarse, nuestro tamaño es pequeño, nuestro físico es feo, nuestro modo es incomprensible.
Para mirarnos, ellos miran hacia atrás y hacia abajo.
Para ellos, reconocernos es reconocerse ellos superiores.
Para ellos, vernos es vernos sometidos.
Para ellos, mirarnos es ordenarnos.
Para ellos, darnos un lugar es señalarnos la tumba, la cárcel, el olvido.
Ellos, los que están arriba de quienes abajo estamos.
Ellos ayer nos "civilizaron" y hoy quieren "modernizarnos".
Ellos nos dicen que su mundo de ellos es mejor.
Que debemos dejar nuestra tierra, nuestra casa, nuestra historia.
Que debemos venir a la tierra de ellos y vivir bajo ella.
Que debemos vivir en la casa de ellos y servir en ella.
Que debemos ser parte de su historia y morir en ella.
Esto nos ofrecen ellos: bajo su pie vivir, su voluntad obedecer, en el olvido morir.
Para los indígenas en México hoy sólo hay dos opciones: o resistir o "modernizarse"
Quienes nos resistimos a la "modernización" vivimos en casas con piso de tierra, paredes de palos o de lodo, techos de cartón o ramas. Nuestra mesa está llena de carencias.
Quienes se "modernizaron" viven en casas con piso de tierra, paredes de pedazos de nylon, techos de cartón o plástico. Sus mesas están llenas de carencias.
Nuestras casas tienen como piso la enfermedad y la pobreza. Los indígenas "modernos" también.
Nuestras paredes son de lodo o plástico y de pobreza. También las de los indígenas "modernos".
Nuestros techos son de paja o de cartón y de pobreza. También los de los indígenas "modernos".
Igual malvivimos los indígenas que resistimos y los que se "modernizan". Pero unos somos los que somos, y los otros fingen no ser lo que son.
Frente a estas dos opciones, la marcha por la dignidad indígena, la marcha del color de la tierra trata de construir una nueva:
El reconocimiento de nuestra diferencia.
Esta diferencia se organiza en la autonomía. En ella somos y somos diferentes, y en ella somos con los otros que somos. La autonomía es integración.
Lo que hay ahora es desintegración.
Hermanos y hermanas:
Ellos, cuando hablan, hablan para ellos mismos.
Nosotros, cuando hablamos, hablamos para nosotros y para los otros que, diferentes, son como nosotros.
Ellos se festejan entre ellos. Para su palabra mediocre tienen mediocre el oído y mediocres las risas, el aplauso, los medios.
Nosotros, cuando hablamos nos miramos. Nos miramos nosotros y miramos a los otros que, iguales, se miran y nos miran. Nosotros escuchamos y escuchando caminamos.
Ellos, los que arriba son el poder y el gobierno, han elegido el mundo que prefieren. Pero también pretenden imponer ese mundo a todos.
Nosotros tenemos ya un mundo. No lo queremos para todos. Sólo queremos que ya no esté escondido o apenado. Queremos que con orgullo sea con otros mundos hermano.
Hermano, hermana, pueblo, niño, niña, joven, mujer, hombre, anciano, anciana, indígena que eres e indígena que eres aunque no indígena eres.
Allá arriba se hablan entre ellos, entre ellos se escuchan. El mundo que hablan no tiene lugar para nosotros,
Hermanos y hermanas amuzgo, cora, cuicateco, chiapa, chinanteco, chocholteco, chol, chontal, guarijio, huasteco, huave, kikapu, kukapa, mame, matlatzinca, maya yucateco, mayo, mazahua, mazateco, mixe, mixteco, náhuatl, ñahñu, o'odham, pame, popoluca, purépecha, rarámuri, tenek, tlahuica, tlapaneco, tojolabal, totonaco, triqui, tzeltal, tzotzil, wixaritari-huichol, yaqui, zapoteco, zoque, mestizo:
Ellos quieren que nuestras derrotas sean perpetuas.
Ellos quieren que nuestras victorias sean derrotas.
Si ellos persiguen, encarcelan, matan, es ley. Si nosotros, es crimen.
Si ellos gobiernan, es democracia. Si nosotros, es anarquía.
Si ellos exigen, es justicia. Si nosotros, es rebelión.
Si ellos mandan, es paz. Si nosotros, es guerra.
Si ellos hablan, hay que atender. Si nosotros, hay que cerrar los oídos.
Si ellos mandan, es estabilidad. Si nosotros, tiembla.
Ahora chillan sus medios pero no para nosotros. Para ellos mismos sí. Dicen y se dicen: "¡qué débiles estos indios y qué solos! ¡Qué fuertes nosotros y cuántos somos!". Va en su cuenta, porque la puerta que cierran es la que los deja fuera.
En su mundo no cabemos, como no sea mudos, quietos, muertos.
Si queremos ser el color de la tierra que somos, tenemos que hablar. Tenemos que movernos. Tenemos que vivirnos.
Para hablar, mover y vivir nos necesitamos nosotros, no ellos.
Para hablar nos movemos.
Para mover nos hablamos.
Para vivir nos movemos y hablamos.
Para hablar y mover vivimos.
Que tiemble el dinero porque hablamos. Que tiemble porque nos movemos. Que tiemble, pues, porque vivimos.
A final de cuentas, al vivir, hablar y mover, esto gritamos:
¡Somos!
Y somos con todos, y con todos debemos ser reconocidos.
Porque a pesar de ellos, con todos, todos tendremos...
¡Democracia!
¡Libertad!
¡Justicia!
Desde el Cuartel General Zapatista en Milpa Alta,
Distrito Federal. Comité Clandestino Revolucionario Indígena-
Comandancia General del Ejército Zapatista
de Liberación Nacional. México, marzo del 2001